La decisión de los cinco grupos parlamentarios de aplazar a
septiembre el debate sobre la constitución del Consejo Rector de la futura
Corporación Valenciana de Medios de Comunicación trastabilla más si cabe este
incipiente proyecto radiotelevisivo. La discusión política que ha suscitado lo
aleja de la ciudadanía, que contempla cómo los diputados se enzarzan en cuestiones
muy distantes de las preocupaciones diarias de los valencianos.
La comisión del accidente del metro y la de RTVV han
protagonizado, parlamentariamente, el primer tramo de mandato de Ximo Puig como
presidente de la Generalitat. Mientras
la primera se ha saldado con el anhelado socialmente reconocimiento a
las víctimas, la segunda vive en una constante agitación. Primero, para tratar
de encontrar soluciones al galimatías legal que enreda su apertura; en segundo
lugar, por saber qué ocurre con los extrabajadores y, en tercero; simplemente
para escoger a los diez profesionales que deben tutelar los pasos iniciales.
El ciudadano que lee el periódico o escucha la radio o la
televisión se topa estos días con las desavenencias cotidianas de los partidos
políticos, que critican que alguien tiene relación familiar con un cargo de un
partido, que otro concurrió en la candidatura de una formación y un largo
etcétera de cuestiones sobre personas que no conoce. Esa vecina, que cada mes
sufre para poder pagar un sinfín de facturas y que ahora trata de esquilmar su
exiguo ahorro con el objetivo de sufragar algún momento de placer vacacional,
se aburre escuchando lo de siempre: que los partidos discuten por poner en cada
puesto a sus candidatos.
En el sector periodístico tenemos clara la importancia de
una radio y de una televisión de carácter público, principalmente por su aportación
informativa y por la creación de puestos de trabajo que implican. En el ámbito
político, también las respaldan, aunque dudo de que coincidan exactamente en
los motivos. No obstante, ¿qué opina el
resto de la sociedad?
Las bajas tasas de audiencia de la antigua RTVV reflejaban
que no existía una sintonía entre emisor y receptor. El posterior cierre ha
acostumbrado a los habitantes de los municipios de la Comunidad Valenciana a
carecer de ese servicio público. Y ahora los continuos y complejos problemas
para lograr su reapertura, culminados por las inacabables disensiones para determinar
el nombre de los diez consejeros, agrandan la brecha.
La Corporación Valenciana de Medios de Comunicación ha de constituirse
como ente serio, creíble y despolitizado si pretende enganchar a los
ciudadanos. Y, a partir de ahí, suministrar un producto útil, cercano,
profesional y de alta calidad. Ahora Les Corts transmite la percepción de engendrar
un proyecto farragoso, costoso y donde cada partido trata, sobre todo, de
colocar a sus candidatos en el Consejo Rector. Por tanto, politización y gasto.
Más de lo mismo. La antítesis de lo que exige la sociedad. Lejos del objetivo
fundamental de crear una herramienta que dote de información imparcial a la
Comunidad Valenciana para beneficio de sus habitantes.
Artículo publicado en el diario Levante-EMV (29-07-2016)
Pincha este enlace para leerlo en Levante-EMV.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario