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miércoles, 20 de julio de 2016

Sugerencias para una Valencia más turística (Levante-EMV)

El apogeo turístico de la Comunidad Valenciana resulta indudable. Cifras como los 6,5 millones de visitantes  en 2015 o el incremento del 20,2 por ciento de turistas extranjeros en el primer cuatrimestre de 2016 respecto al mismo periodo de 2016 lo corroboran. No obstante, esos y otros muchos datos, sumados a la propia percepción de los valencianos de acoger cada día a más foráneos, no pueden opacar la necesidad de mejorar en prestaciones y servicios.
Si el turista se siente atraído por la Comunidad Valenciana, el siguiente paso consiste en lograr que repita y que hable y escriba bien de la autonomía para multiplicar su prestigio y su gancho. Valencia, en el rol de capital, tiene la responsabilidad moral de encabezar una serie de avances. Aquí van algunas (solo algunas) sugerencias básicas:
-Limpieza y baldeo constante de las calles. No puede amanecer en julio la céntrica Colón repleta de papeles alfombrando el suelo, ni el ajardinado cauce, orgullo de la ciudad, con tramos atiborrados de residuos. Tan importante resulta esa limpieza como la visión constante de los profesionales que se dedican a ella. 

-Paneles informativos. Plurilingües, bien perceptibles y en cualquier edificio o lugar de interés, incluidas atracciones turísticas como la plaza de toros.
-Inodoros públicos, preferiblemente con el modelo de cabina de uso individual, gratuita y con servicio de autolimpieza y desinfección después de cada utilización.
-La aplicación del modelo finlandés también en la información turística. Parejas de orientadores locales recorren cada día Helsinki. En sus camisas lucen placas con las banderas de los países cuyos idiomas dominan. Y de sus hombros penden bolsas repletas de mapas. Si los turistas italianos y franceses predominan en Valencia, parece lógico que estos informadores habrían de dominar esos idiomas. Y ya que la ciudad quiere destacar por su disposición hacia el empleo de bicicletas, puede imitar a Estocolmo, con informadores pedaleando por los puntos con más visitantes. No basta con habilitar un reducido número de céntricos locales informativos.

-Anunciar lugares con sombra y encanto. En una urbe que alcanza los 40 grados en verano, resulta básico impulsar esos parques con emblemáticas esculturas y, sobre todo, con árboles centenarios que proporcionan agradables sombras.
-Aparcamientos públicos a bajo precio en el centro de Valencia. Que no superen los diez euros el día. Prestarían un servicio muy valorado a los visitantes que se alojan en campings, hoteles o apartamentos de municipios cercanos. O a quien recorre España en su vehículo y quiere pasar una jornada en la ciudad del Miguelete.
-Rutas bien señalizadas. Si la población francesa de Dijon puebla sus  calles con la imagen de una lechuza, distintivo local, para guiar al visitantes por los espacios de más interés, bien podría hacer Valencia lo mismo con símbolos autóctonos como la lonja, la paella, el masclet, el mercado central,…, quizás cada uno para zonas diferentes.

-Lograr de una vez, con una candidatura esmerada, la distinción de capital española de la gastronomía. Supondría el refrendo a los deliciosos manjares autóctonos y al trabajo de tanto esforzado restaurador.

Artículo publicado en el diario Levante-EMV (19-07-2016)
Puedes leerlo en la edición digital de Levante pinchando este enlace

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