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miércoles, 9 de mayo de 2018

Noticias falsas y/ante libertad de prensa


El denominado Eurobarómetro, la encuesta que realiza la Unión Europea para conocer las expectativas e inquietudes de los ciudadanos de los países que engloba, refleja, en su edición de marzo, que hasta el 83% de las personas interrogadas considera que las noticias falsas suponen un peligro para la democracia. También, dentro de los porcentajes que extrae, explica que el entre el 60 y el 70% de los encuestados confía en los medios tradicionales preferentemente, frente al 27% que lo hace sobre todo en las plataformas de alojamiento de vídeos.
Este mismo barómetro de preocupaciones y preferencias aporta otros datos interesantes, como que dos de cada tres usuarios de medios acceden  a su soporte digital no directamente, sino a través de motores de búsqueda o de redes sociales. Ante esta situación, y con la idea de reducir la proliferación y el efecto de las noticias falsas, la UE va a promover un código de buenas prácticas en las plataformas digitales y a instar a los países que componen la unión a favorecer el periodismo de calidad en un entorno informativo que sea plural, diverso y sostenible.

Son únicamente algunas pinceladas del proyecto de la Comisión Europea para combatir la llamada ´desinformación en línea´. Las recupero hoy, en el Día Mundial de la Libertad de Prensa, porque reflejan con nitidez uno de los peligros que afectan a la sociedad: la catarata de noticias falsas y, frente a ellas, la CE apela a inyectar el antídoto que suponen los medios de comunicación que trabajan con rigor.
En un planeta donde las tendencias saltan de Tailandia hasta Bolivia a la velocidad de internet la capacidad de intoxicación informativa ha aumentado. Aquello que antes se quedaba en un bulo local ahora, aderezado con ciertas dosis de cosmopolitismo y titulares en diferentes idiomas de rápida localización en buscadores y redes, puede alcanzar repercusión mundial.

Y sucede en un entorno de crispación, de exigencia, donde un suceso que evoque temas de especial sensibilidad puede lanzar a la calle a miles de personas en diversas ciudades de España para arremeter contra políticos, jueces o contra cualquier sujeto al que consideren culpable de un desmán. Basta esa consideración en demasiadas ocasiones. Ese prejuicio.
En este entorno de proliferación de noticias falsas y de crispación, la importancia de la información transmitida por los medios se acrecienta. Ejercen de tabla de flotación ante la tormenta de las falsedades internacionalmente catalogadas como ´fake news´. Ante esa duda entre si algo resulta cierto o no, hasta el 70% de los ciudadanos de la Unión Europea confía, como refleja el Eurobarómetro, en los medios convencionales para que se lo aclare. O, simplemente, pueden partir del axioma de que si no lo difunden será que no es cierto.
Esas informaciones falsas constituyen un terreno minado sobre el que ha de moverse el profesional del periodismo, ejerciendo más de ´gatekeeper´ o de trillador que nunca. Porque el periodista, por las característica de su labor, ha de estar muy atento a todo aquello que transcurre en la sociedad, a lo que se dice y se hace, y de lo primero ha de separar lo incierto de lo cierto y, acto seguido, calibrar lo noticiable. Doble y compleja tarea.
A esta circunstancia se suma esa responsabilidad social, la delicadeza y rigor necesario para tratar las informaciones. Máxime en el entorno actual de crispación, de manifestación fácil, de tendencias al populismo político por parte de partidos de diferentes ideologías.
La UNESCO ha escogido para este año el lema de medios de comunicación y poder judicial como frenos y contrapesos al poder. Esa tarea se complica con los dos factores anteriormente resaltados de noticias falsas y crispación social. No obstante, a la vez se revalúa la labor de los medios, de los periodistas, para aportar las dosis de información necesarias para superar esa intoxicación y vehemencia en el ambiente.
Hoy, como cada 3 de mayo, los periodistas reivindicamos la libertad de prensa, el ejercicio libre y responsable de nuestra profesión. Nosotros, como asociación profesional, hemos concretado más el motivo y hemos organizado una jornada sobre Periodismo y diversidad funcional, para evaluar cuestiones como el acceso a los medios para personas con algún tipo de discapacidad, cómo se trata la información sobre diversidad o cómo mejorar el acceso a los medios para quienes, como los invidentes, lo tienen más complicado.

Artículo que me publicó la pasada semana EsdiarioCV con motivo del Día de la Libertad de Prensa






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