Alojamiento en la cadena Invisa, en su alojamiento de la playa de Es Figueral. Tiene un hotel de tres y otro de cuatro estrellas. Está ubicado en primera línea de litoral. En la práctica, sus dos complejos hoteleros copan esa zona costera y permiten acceso directo a playa. Las tumbonas balinesas permiten relajarse contemplando la inmensidad del mar.
Casi todos los alojados son extranjeros, sobre todo alemanes. De hecho, personal de animación te habla directamente en inglés. Coincidimos con el final de un retiro de yoga y con el inicio de un nutrido viaje del Imserso y la llegada de un ruidoso grupo de jugadores de pádel estadounidenses.
Recorrido básico de mercados hippies. Vamos al dominical de
Sant Joan de Labritja, que zigzaguea alrededor del corto tramo de carretera que
atraviesa el pequeño casco urbano y que tiene como eje la plaza del municipio,
con actuaciones en directo y con personajes con los atuendos clásicos de hippie
ibicenco (camisas claras, pantalones ensanchados, pelo largo con coleta y todos los tópicos auténticos que quieras añadir...). En cualquier caso, el lugar transmite calma y buen ambiente. Pulseras y ropa se acumulan en los tenderetes.
De todos modos, el mercado principal, el gran clásico, es Las Dalias, a apenas 10 minutos en coche desde Sant Joan. Con su cartelón en la entrada a modo del denominado ‘photocall’, da pie a un espacio extenso con más de un centenar de tiendas ambulantes con productos de todo tipo que en su contexto ibicenco cobran todo el sentido pero que fuera, en otros ámbitos, no tanto. La camisa de colores chillones constituye un buen ejemplo. En cualquier caso, la visita siempre vale la pena por la singularidad del mercado, compres o no lo hagas.
Cenamos en Feel, pizzeria en Es Figueral de horno de leña, bonita decoración y precio ibicenco, que eleva el litro de sangría a los 24 euros o que provoca que muchas pizzas pasen de los 20. No había muchas más opciones de restauración en la zona en la que nos alojamos y en esta época del año.
Esta visita de dos días cortos se ha centrado más en disfrutar de la panorámica, pasear, disfrutar del entorno y recorrer los dos mercados hippies. La vuelta coincide con el apagón eléctrico en toda España, de manera que habrá que ver cómo nos afecta. Queremos pasarnos antes por la ciudad de Ibiza y hemos de devolver el coche de alquiler en el aeropuerto.
Al final, el lugar de la capital paseamos por el bonito pueblo blanco de Santa Gertrudis, siempre recomendable para abundar en el sosiego de la isla. Y de allí a recargar gasolina, devolver el coche y coger nuestro vuelo que sale con 40 minutos de retraso.
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