El ´buen rollo´ tiene plato propio con tres ingredientes muy valencianos (en Soloqueremosviajar.com)
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Mi artículo en el especial 60 años de Valencia-fruits, semanario hortofrutícola en el que trabajé durante cinco.
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Artículo publicado este lunes en la tribuna de Las Provincias bajo el epígrafe Somos Futuro. El artículo va con llamada en portada incluida
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Hoy visitamos uno de los grandes bastiones fortificados de la región: el castillo de Foix. Antes, recorremos el mercado dominical en la avenida principal de esta población y, desde allí, iniciamos el ascenso a la antigua fortaleza. Su aspecto externo impone, y en el interno destaca sobre todo la recreación de armamento, canterería, armas de asalto con una gran catapulta incluida o ballestas y lanzas, ya que hacen talleres durante gran parte del día.
Antes de acceder a lo que es el recinto amurallado, además
de pasar por taquilla (11,5 euros la entrada para adulto) se atraviesa una zona
de explicación histórica donde, en paneles, narran la vida de los principales
personajes de este castillo que se caracteriza, entre otras cuestiones, por no
haber sido destruido completamente a lo largo de la historia y por su casi
perfecto mantenimiento actual, incluso puliendo sus rasgos más nuevos para
perfilar su faceta medieval.
El recorrido, según avisan, puede durar cuatro horas, y, en
algún momento del día hacen visitas guiadas. No obstante, en la práctica, salvo
que dediques bastante tiempo a observar la recreación de oficios antiguos y de
cómo funcionaban las armas de asalto o las grúas de construcción, en menos de
una hora te da tiempo a entrar en las estancias de las dos torres que pueden
visitarse y a recorrer el reducido espacio de las almenas. El castillo enamora
más por fuera que por dentro, aunque se halla perfectamente conservado y
mantenido.
Desde allí nos vamos a Mirepoix, localidad que también estuvo fortificado durante la Edad Media (un pórtico ha quedado como testigo) y donde nos encontramos con la agradable sorpresa de un festival de música swing, con actuaciones en directo y un mercadillo en la céntrica plaza de Leclerc. Todo ello en un día soleado y a unos 25 grados de temperatura. Perfecto para disfrutar del ambiente. Con una visita a la antigua catedral de Saint-Maurice, que destaca por estar construida en una imponente nave solitaria, concluimos el recorrido.
Nave catedral MirepoixSeguimos hacia Camon, la ciudad de las rosas. De camino
intentamos visitar el castillo de Lagarde, del que quedan apenas trozos del
esqueleto, es decir, tramos de murallas. Está cerrado al público.
Comienza el tercer día con un paseo matutino entre aldeas pirenaicas y un desayuno copioso de esos que te evitan comer al mediodía. El destino de hoy forma parte del lateral oeste del departamento, por lugares más desconocidos y sin castillos.
Lo iniciamos en el extenso mercado sabatino de Saint-Girons, que va en paralelo y en perpendicular al río, ya que forma calles improvisadas de puestos en diferentes sentidos. Ocupa todo el centro del casco urbano en una mezcolanza de comercio de ropa, de comida, de gemoterapia, e incluso de sortilegios. Nos indican con acierto que aparquemos a la entrada del pueblo, uno de los más grandes de una zona en la que abundan los pequeños y diminutos. El paseo por el mercado se alarga más de una hora debido a la gran cantidad de focos de atención.
Desde Saint-Girons continuamos hasta la vecina localidad de Saint-Lizier, conocida por su muralla medieval y por su palacio de los obispos. Con un folleto de guía hacemos un recorrido entre sus callejones, algunos muy estrechos ya que su única misión inicial consistía en mantener las viviendas separadas con el fin de que si prendía el fuego en una no se extendiera fácilmente a otra. Servían de cortafuegos.
Esta población tuvo su época de esplendor cuando acogía a numerosos peregrinos con dirección a Santiago de Compostela, y de aquellos tiempos proceden algunas de sus monumentales casas del siglo XV con entramado de madera. El pueblo da para un paseo de algo más de media hora y para visitar su museo, su catedral o su palacio de los obispos. No obstante, como todavía no ha empezado la temporada de turistas muchos de estos lugares permanecen cerrados o con horarios reducidos. Nos ocurre sin ir más lejos con las oficinas de turismo en los diferentes municipios.
Después de un desayuno abundante en el alojamiento, que incluye tarta de manzana y las típicas mermeladas caseras que tanto gustan en Francia, afrontamos el hito más renombrado del viaje: el ascenso al castillo de Montségur, el último bastión cátaro en el que perecieron quemados 225 de estos cristianos ´puros´ o albigenses (por iniciarse la revuelta en la localidad de Albi) tras rendir la plaza después diez meses de asedio, en 1244.
Al contrario de lo que sucede en la mayoría de castillos, a
cuya puerta prácticamente puede accederse por coche previo ascenso por
terraplén o carretera sinuosa, en el caso de Montségur hay que hacerlo a pie y
por una senda escarpada que te hace repetirte mentalmente lo complicado que
resultaba conquistar esta fortaleza. De hecho, apenas 500 sitiados aguantaron
diez meses a un ejército de más de 6.000 atacantes.
Son unos 35 minutos de subida y alrededor de 25 de bajada
por la misma senda, con lo que en días de mayor tránsito de visitantes hay que
apartarse constantemente, y tener cuidado de no caer montaña abajo, para dejar
pasar a quien viene en dirección contraria.
Al poco de iniciar el recorrido un letrero anuncia el lugar
donde fueron quedamos esos 225 sitiados que no abjuraron de su fe al rendir el
castillo. Si no te fijas, te lo pierdes, porque la señal pasa bastante
desapercibida. A los 10 minutos de subida se encuentra la taquilla, donde,
entre un fuerte olor a cerveza, pagas los seis euros de la entrada.
Continúas subiendo hasta llegar a la cima. Son unos 600
metros de desnivel más respecto al inicio del camino, donde se halla el
aparcamiento. Y arriba, la leyenda, porque del castillo no queda mucho. De
hecho, lo quemaron casi en su totalidad tras la conquista y la mayor parte de
los muros que resisten los construyeron los vencedores.
Digamos que más que lo te encuentras en lo alto lo importante consiste en lo que simboliza como épica de resistencia y fin de una revuelta religiosa de enorme trascendencia histórica y, además, la impresionante panorámica.
Viaje al denominado País de los Cátaros, en la franja pirenaica francesa. Se extiende hasta Carcassone y Toulouse por el norte y prácticamente a Perpignan por el este entrando a Francia desde Puigcerdà, junto a Andorra. Recibe esa denominación porque constituyó el epicentro del catarismo, la corriente de los calificados como ´hombres puros´. Llegaron hasta el extremo de defender sus creencias plantando cara a los postulados oficiales del Vaticano, lo que dio pie a una cruzada en el siglo XIII convocada por el papa Inocencio III que acabó exterminándolos literalmente.
La ciudad fortificada de Mont-LouisNo obstante, antes de llegar a este territorio nos desviamos
de nuestro itinerario. Nos hemos internado en la comarca de la Cerdaña, con una
parte en España, en la comunidad autónoma de Cataluña, y la otra en el
departamento francés de Midi-Pyrenees. La zona, originalmente catalana, quedó
partida entre ambos países en el siglo XVII y así sigue, aunque transitas entre
un territorio y otro dentro de la misma comarca sin percibir que cambias de
nación.
Nos dirigimos al enclave más destacado, el reconocido por la Unesco por su especificidad patrimonial al formar parte de un grupo de fortalezas diseñadas por Sébastien Le Preste en el siglo XVII. Se trata de la población de Mont-Luis. La parte más elevada de la fortificación resulta imposible de visitar salvo que sea en un recorrido matutino guiado. En la actualidad es un acuartelamiento militar y lo que sí se observa desde la franja en la que pone prohibido el paso es a soldados haciendo ejercicios.
Artículo de opinión publicado en la página 3 del número de abril de El Periódico de Aquí.
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Lo cuento y explica la experiencia, diferente a comprar dulces en cualquier otro local, en el número de abril de El Periódico de Aquí.
Décimo #CurioseandoValencia en esta primera temporada televisiva.
Para celebrar esos diez programas, nos vamos de recorrido por el Jardín del Turia, el espacio natural más emblemático de Valencia.
Puedes verlo y escucharlo pinchando en la pantalla o en este enlace
“La actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas. Por tanto, deben evitarse estas repeticiones, que generan dificultades sintácticas y de concordancia, y complican innecesariamente la redacción y lectura de los textos”.
La Real Academia Española (RAE) de la lengua, la entidad
bicentenaria encargada de velar por la unidad y adaptación del español, lo
reitera en cada una de las decenas de consultas que recibe a diario sobre el
uso forzado del denominado lenguaje inclusivo. “Este tipo de desdoblamientos
son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico”, recalca
en alusión a los tan manidos “los y las” ante sustantivos en plural.
Realmente, la base del lenguaje consiste en transmitir una
idea, una información o una emoción de la manera más inteligible posible para
el interlocutor. Esa tarea, como tantas otras, resulta de mayor efectividad si
se realiza de forma directa y clara, de manera que no pierda la atención del
receptor ni obligue a un exceso de esfuerzo del emisor.
Carmen Lacomba estaba exultante. Al principio no lograba proferir palabras por la emoción que la embargaba. Sustituyó su inexpresividad verbal por una enorme sonrisa de felicidad. Luego todo fueron vocablos y recuerdos para su nieto. Ella, Carmen, ha logrado ganar el II Concurso de Titaina Mi Cub, que busca promocionar un producto típico valenciano. En este caso, se trata sobre todo de una elaboración de barriadas marineras como El Cabanyal y El Canyamelar.
Este certamen se ha celebrado por segunda vez después de dos años paralizado por las imposiciones de la pandemia. La demostración, exposición y votación se llevaba a cabo de nuevo en la terraza del local del restaurante Mi Cub en el céntrico Mercado de Colón de Valencia, ubicado a unos tres kilómetros de distancia del epicentro marítimo de la titaina.
Seis eran los finalistas: Juani Zapata, Vicente Montal,
Cármen Llácer, María Teresa Sorní, Amparo Cosido y Carmen Lacomba. El artículo
en plural es masculino porque por primera vez participaba un hombre entre
quienes competían este miércoles 30 de marzo como mejores autores de este plato
tan vinculado a la cocina doméstica. También concurría Amparo Cosido, ganadora
de la primera edición.
Desde aquí emprendemos camino hacia Carmona, nuestro próximo destino, ya en la provincia de Sevilla. Antes atravesamos la de Jaén y comemos en Linares, más en concreto en el bar que luce como nombre el topónimo de la localidad, donde sirven unos menús caseros con un repertorio amplio y de calidad notable.
Llegada a Carmona
Llegamos sobre las seis de la tarde a la monumental Carmona,
de la que lo primero que se percibe desde la lontananza es el denominado como Alcázar
de Arriba, con su extensa muralla amarillenta que contornea el actual parador.
Vale la pena, aunque no te alojes en él, asomarse al patio interior de estilo
árabe de cuyo centro mana la fuente incrustada en un precioso mármol que tiene
cincelado un mensaje de apología al carácter purificador del agua.
Tenemos habitación en el otro alcázar, el de la Reina,
aunque antes debemos hacer unas complejas maniobras para ajustar el coche por
la entrada del aparcamiento. Desde la ventana, ya en la citada habitación, se
contempla una preciosa panorámica de la vega sevillana.
Salimos a dar un paseo mientras anochece. Las sombras caen sobre Carmona a la par que transitamos entre sus espectaculares edificios que acogieron monumentales iglesias y lustrosos palacetes. Caminamos por el suelo empedrado característico del casco antiguo de la población, mientras esquivamos continuamente coches con la única protección de los portales, ya que apenas existen aceras. Alteran lo que podría ser un sosegado y placentero paseo, porque la urbe lo merece con creces.
Necrológica en recuerdo de Francisco Campos, quien fuera concejal socialista en Paterna.
Cazorla nos recibe con las calzadas, los coches y las paredes manchados de arena rojiza. No está lloviendo, pero lo ha debido de hacer la noche previa y ha llenado de ese color allá donde ha caído el agua enrojecida. Como llegamos prácticamente a la hora de comer, lo primero que hacemos consiste en ir a uno de los restaurantes más conocidos de esta localidad de poco menos de 8.000 habitantes. En este caso entramos en el mesón Leandro, en un extremo del casco urbano, cerca de la parte antigua y muy próximo a la subida al castillo de La Yedra.
Allí degustamos algunas de las carnes a leña que elaboran,
como solomillo de ciervo, y también cochinillo. Desde este lugar nos
trasladamos a nuestro alojamiento: la Casa de las Bicicletas. Efectivamente,
destaca por tener ciclismos en cada rincón, colgados de las paredes e incluso
de los árboles de su patio. Se trata de un lugar muy singular, cuyo propietario
se llama Consuelo, nombre con el que en este municipio se bautiza a niños, no a
niñas.
Se halla al lado opuesto del casco urbano, el contrario del
mesón Leandro, aunque nos toca volver a esta última zona para visitar la
oficina de turismo, situada prácticamente frente al restaurante. En cuanto
llegamos nos enrolan en una visita guiada por el río Cerezuelo a su paso bajo
la iglesia.de Santa María. Lo hace separado de esta última, en su subsuelo, por
una bóveda. El lugar está casi en penumbras, arrumado por el paso del río que
forma pequeñas cascadas. De pronto, en la orilla abovedada opuesta a aquella
por la que discurre la senda, se puede contemplar la recreación de la imagen de
La Tragantía, la princesa que, según cuenta la leyenda, se convirtió en reptil
para vengarse de quienes la abandonaron y cuyo cántico atrae, con fines
letales, a niños en la noche del 23 de junio.
El castillo de La Yedra
Terminada la ruta guiada bajo la bóveda (2 euros y unos 25
minutos de recorrido), subimos al castillo de La Yedra (denominado así por la
abundancia de hiedra), con su imponente torre del homenaje. Casi cada hora
organizan una visita también explicada que consiste en subir a cada una de sus
dos torres, la del homenaje y la que ha sido reconvertida en una especie de
museo etnográfico con imágenes de la historia aceitera del municipio. Una amable
lugareña te enseña los bargueños, el escudo de Cazorla con un torreón y dos
báculos pastorales, el artesonado de la torre del homenaje…
La Asociación Profesional de Periodistas Valencianos (APPV) ha premiado a la
comisión de Avenida del Oeste ´Els Velluters´ con su distinción anual a la
falla ´más periodística´. El monumento de este año 2022, titulado ´Casi res
porta el diari´, repasa, desde el prisma irónico propio de las fallas, el
trabajo en un periódico y la cantidad de temas a tratar.
APPV
entregó este galardón en la noche de la plantà infantil, este lunes 14 de
marzo, al presidente de la falla, Carlos Vicent, y a la fallera mayor, Almudena
García. También participaron en el acto, que se realizó en la carpa habilitada
por la comisión en la avenida del Oeste, la fallera mayor infantil, Nuria
Ferrando, y el presidente infantil, Víctor de Vicente.
El
monumento fallero titulado ´Casi res porta el diari´ es obra del artista Paco
Torres, con la colaboración en el diseño de Paco Camallonga; y en el guión, de
Roberto Elías. Los ninots recrean la redacción de un periódico ficticio, ´The
Velluters´, que cuenta las noticias, según su propia descripción, “de una forma
realista, mordaz y, al mismo tiempo, con un poco de humor”. El monumento
también alude a las redes sociales como “monstruos en el ring”. Igualmente,
tiene su espacio la crítica al “telefem”.
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