“Han reducido plantilla”, comenta. Hacía tiempo que no nos cruzábamos. Le pregunto por su trabajo. “Difícil”, responde. Subraya los despidos pero aporta una sutil justificación: “había entrado demasiada gente por ser amigo o familiar, sin más méritos”. Escucho su análisis de este sistema de contratación bastante usual.
“Pero continuo trabajando”, añade. “Mi tía y mi primo también siguen”, remata. Le miro mientras reflexiono. Quizás, me permito deducir, en su contratación pudo influir ese plus que implica ´ser amigo o familiar de´. Nos despedimos.
No dejan de sorprenderme las escasas ocasiones en las que alguien, a pesar de la obviedad de su caso, reconoce que ha entrado a dedo en un sitio. Sin más requisitos. Igualmente, qué raro es escuchar a una persona admitir que ha superado una oposición con ayuda ajena o suerte. Tendemos a engrandecer los méritos propios y a denostar los ajenos. Carácter humano.
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