20 minutos CV. Página 2. (18-07-2012) |
Una bancada de mullidas butacas en su
interior. No me refiero a una sala de cine, sino al local comercial que ha
tenido la genial idea de ofrecer acomodo a los acompañantes de quienes acuden a
adquirir ropa. La ristra de asientos se hallaba, el día que entré, ocupada al
completo por congéneres masculinos –no pretendo incurrir en tópicos-, tecleando
en sus teléfonos móviles, absortos en un punto infinito o mirando a las
clientas. Todos sentados confortablemente.
De esta forma las compradoras pueden
ejercer su opción sin la rémora que supone escuchar resoplidos de hastío y
fatiga a su espalda. El local se encontraba repleto. Y no solo por sus precios
competitivos.
El detalle de incorporar asientos para el
usuario debería de expandirse, además de a establecimientos como al que aludo,
a toda clase de locales. Mejoraría la atención y, en consecuencia, impulsaría el precario consumo.
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