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viernes, 10 de agosto de 2012

Siria

Como simple ciudadano de a pie el calvario que soportan los sirios me resulta inasumible. La visión de las escasas imágenes que nos llegan y, sobre todo, la lectura de las crónicas de los corresponsales reflejan el desamparo en el que vive la población y la dejadez de la eufemísticamente llamada ´comunidad internacional´.
Siria ha vivido durante décadas atenazada por un régimen que controlaba la respiración de sus ciudadanos. También por un gobierno despreocupado por la escasez de recursos de millones de habitantes a los que tenía humillantemente sometidos. Hasta que han estallado.
Por desgracia, sea cual sea el desenlace, esta guerra hundirá más si cabe la economía nacional. Recuerdo a las múltiples familias que habitan entre los restos romanos de Bosra, con su imponente teatro. Por restos de calzadas milenarias transitaban con sus mulas repletas de fardos. ¿Qué habrá sido de ellas?

Teatro romano de Bosra (foto de panoramio.com),
 uno de los preciados vestigios del pasado que pueblan la ciudad
¿Y de qué vivirán los mercaderes del increíble zoco de Damasco? La originalidad de sus productos, el encanto de sus callejuelas, resultan imposibles de olvidar. También el delicioso sabor del zumo de granada. Evoca, como toda la ciudad en sí, el encanto de una urbe milenaria que ha superado un sinfín de adversidades.
Saladino la personifica. Damasco custodia la tumba del mítico reconquistador de Jerusalén, con un erguido busto que transmite firmeza y nobleza a la vez. Sin rencor contra sus rivales cristianos. Como el que trasladaban los damascenos. De ahí que les doliera –y así lo relatan- la falta de respeto de un soldado británico que arremetió, el pasado siglo y en la época colonial, sin escrúpulo contra este monumento.
Rosa Regás, en su embriagador libro ´Viaje a la luz del Cham’, refleja a la perfección la esencia del pueblo sirio. Ojalá que la feroz contienda que lo asola no acabe con ella. Deseo fervientemente poder visitar, dentro de unos años, Alepo o la fortaleza del Krak de los caballeros y comprobar que los sirios han superado un reto más que les ha impuesto el destino y que han resurgido, con fuerza, de sus cenizas.

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