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viernes, 20 de marzo de 2015

Rutinas falleras cumplidas

En estas recién concluidas Fallas he podido realizar la habitual degustación buñolera. Para regocijo de mi paladar, he comprobado que las reputadas buñolerías clásicas responden a su prestigio. También, con los experimentos, que descubres nuevos locales para anotar y que otros siguen con su sutil engaño de colocar una calabaza en la barra y venderte anodinos buñuelos de viento.  En cuanto a churros, el bañado en chocolate blanco se ha consolidado y comparte espacio con el de dulce de leche.

He practicado el tradicional juego fallero de encontrar dónde han ido a parar los contenedores de cartón y plástico, siempre desplazados de su lugar habitual en estas citas. He hallado un semáforo intermitente dentro de una carpa, paseado por un casi desierto mercado central –hecho insólito- justo en los cinco minutos de mascletà y hurgado en las casetas de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Valencia. ¡Ah! Me quedé sin ver la cremà por la tele.

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