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lunes, 12 de octubre de 2015

Por Matarraña y Bajo Aragón

Puente de acceso  Valderrobres
El río Matarraña da nombre a una comarca de Teruel caracterizada, al igual que gran parte de la provincia, por sus iglesias monumentales y sus castillos con el suficiente nivel de conservación como para demostrar el poderío que tuvieron en el pasado. "Robustez frente a elegancia, seguridad frente a comodidad". Con esa elocuencia describe el vídeo introductorio a a la visita el castillo de Valderrobres, el municipio que ostenta la capitalidad de la citada comarca turolense,

Castillo de Valderrobres
En la mencionada visita se recorre la planta baja, con el recibidor y las antiguas caballerizas, además de la sala capitular; la planta primera, con el distribuidor, el llamativo salón de chimeneas y las antiguas cocinas; la segunda planta, con las galerías y la sala de los leones, o la torre. Con la misma entrada adquirida puede recorrerse la iglesia, con una destacada portada compuesta por once arquivoltas y un enorme rosetón. Y, también incluidos en los cinco euros del tique común, la visita al museo, que añade poco a lo anteriormente visitado. Curioso el pasadizo que enlazaba iglesia y castillo. Ahora nos lo tenemos que imaginar, porque está tapiado.
Vista desde el castillo de Valderrobres

También en la comarca de Matarraña podemos desplazarnos hasta la coqueta población de La Fresneda, en la que indudablemente sobresalen los soportales que conducen hasta la plaza mayor. Allí, interesante contemplar el portal de Xifré o la cárcel de la calle Mayor, junto a la oficina de turismo (visita por un euro. Te abre la puerta del calabozo la trabajadora de la oficina).

Entrada al castillo-parador de Alcañiz
La zona da, desde luego, para más de sí. No obstante, como el polo de atracción que guía este recorrido lo constituye Alcañiz, capital del Bajo Aragón, pues allá que vamos. Inmensa fachada de la excolegiata de Santa María la Mayor, curiosa lonja, preciosas vistas y decepcionante castillo de los Calatravos (siglos XII-XVIII), uno de los mejor preservados de toda la región. Y aludo al desengaño porque el hecho de que gran parte del monumento lo ocupe el parador de turismo impide que pueda recorrerse en profundidad y disfrutarse como una fortificación así merece.

Para la visita guiada (cuatro euros) o por libre (dos euros y medio) únicamente quedan cuatro salas. Poco o nada de monumentalidad y sí mucho de recreación en las pinturas murales góticas del claustro o de la torre del homenaje, con escenas civiles, religiosas y militares. La figura diabólica en una de las columnas del atrio, la escena de la Visitación o de la figura burlesca del sarraceno sacando la lengua se hallan excepcionalmente conservadas a pesar del transcurrir de los siglos. Ellas acaparan el atractivo de la visita. Otra opción para circular junto a monumentos consiste en pasear entre los torreones medievales que escoltan el río Guadalope. Igualmente, para los interesados en el motor, siempre está Motorland.
Centro de Calaceite

Y de Alcañiz a Calaceite. Al igual que Valderrobres, está incluido en el listado de los 35 pueblos más bonitos de España. (de menos de 15.000 habitantes). No destaca por un gran castillo o una iglesia enorme, pero sí por sus singulares capillas instaladas sobre arcos. En particular por la consagrada a la virgen de El Pilar. Un placer transitar por sus callejuelas.

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