El estudio de 2016 refleja que hasta el 40 por ciento de los profesionales desarrolla su labor en la citada comunicación institucional o empresarial. Y si nos retrotraemos al informe de 2015, podemos ahondar todavía más en el tipo de entidad para la que trabajan. Uno de cada tres de ese 40% lo hace en empresas privadas, un 37,4% desempeña su tarea profesional en organismos o sociedades públicas, mientras que un 20% lleva a cabo su tarea en partidos políticos, instituciones u ONG. Únicamente el restante 10% está empleado directamente en agencias de comunicación.
Ese porcentaje inicial y global del 40% se ha ido consolidando en los últimos años y ha asentado la comunicación corporativa como un nicho de empleo consustancial a la formación periodística. Como una salida profesional cada vez más habitual y con mayor demanda.
Del mismo modo, la naturaleza del trabajo ha variado considerablemente en la última década. Se ha pasado del tradicional gabinete de prensa, circunscrito sobre todo a la relación con medios periodísticos en sus múltiples facetas y a la confección de publicaciones internas, al actual gabinete de comunicación, que abarca todo lo anterior más el amplio repertorio que incluye el lote digital de web, redes sociales, blog o boletines. Además, añade un sinfín de tareas vinculadas a protocolo, comunicación interna u organización, que lo alejan de esa especie de retiro que, hace una década, se llegaba a considerar para periodistas baqueteados en medios.
Esa transformación deriva, al igual que en las redacciones periodísticas, en un aumento de la exigencia y especialización. Comunicación política, empresarial, institucional, gastronómica, en entidades deportivas y un largo etcétera por sectores e incluso por situaciones o coyunturas. El máximo exponente de esta última faceta lo constituyen los expertos en comunicación de crisis y las agencias contratadas por su capacidad para afrontar esa clase de circunstancias.
Desde un partido político en ciernes hasta un restaurante de moda, pasando por una agrupación de comerciantes o una cooperativa vitivinícola, disponen ya de su propia web y sus perfiles en diferentes redes sociales. Si aspiran a desarrollar una estrategia de comunicación con rigor y a medio plazo, buscan a un profesional que, en muchos casos, destaca por su cualificación periodística. Su capacidad para generar contenidos de calidad, la inquietud por estar al día de la actualidad y la curiosidad por conocer su entorno social suelen forman parte del plus que aporta un periodista. Por cierto, fundamental el informe de la APM, un año más, para calibrar la importancia y actualidad de la profesión periodística en España.
Artículo publicado en el diario Levante-EMV (07-01-2017)
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