Un amigo periodista me ha enviado por correo electrónico el
nombre y apellidos de las dos personas que, a su juicio, ocuparán el primer y
el segundo lugar en la lista final de la plaza convocada por la Universitat de
Valencia “perfil periodista”, así descrita en las bases. Lo hace antes de
iniciarse el proceso selectivo. Este amigo, desde luego, siempre ha demostrado
poseer una lógica intachable y elevada capacidad para obtener información
fidedigna.
Que acierte o no resulta secundario comparado con el grave
hecho de que la Universitat haya convocado la plaza sin exigir la licenciatura
de Periodismo, que paradójicamente ella misma imparte, y adjudicando
directamente hasta 30 puntos a quien acredite haber ocupado antes ese mismo puesto
de manera interina. Mientras, una titulación adicional la valora únicamente con
1,5 puntos.
Recurso de APPV
Indigna y entristece, sobre todo porque desestiman la
ilusión de las más de 160 personas que optan a esa plaza –muchas tituladas en
Periodismo- y que carecen de posibilidad alguna de lograrla. La AsociaciónProfesional de Periodistas Valencianos (APPV) ya recurrió por vía
administrativa las citadas bases de la convocatoria y, a pesar del rechazo del
recurso por parte de la Universitat, no se va a rendir.
Situaciones como la citada, de falta de equanimidad, duelen
especialmente en un contexto como el actual en el que tres grandes diarios ya han
iniciado expedientes de regulación de empleo que, previsible y lamentablemente,
afectarán a compañeros de las delegaciones en la Comunidad Valenciana. Los
redactores de El Mundo, especialmente activos, desarrollan una campaña demovilización social para frenar esa actuación empresarial.
Orgullo y oficio
Trabajar en esas condiciones, cuando sabes que planea la
reducción de plantilla, desmoraliza y marchita la profesionalidad. No obstante,
ellos y tantos otros periodistas que realizan su labor en medios más pequeños,
en gabinetes de prensa o en agencias de comunicación que también sufren
recortes, tratan de sobreponerse día a día. Con orgullo y oficio.
Hacen de tripas corazón mientras contemplan, por un lado, cómo la Universitat devalúa la licenciatura de Periodismo no considerándola
requisito sine qua non para ocupar una plaza diseñada para realizar tareas
periodísticas –mayor incongruencia imposible-. Y, por otro, mientras observan
la aparición de una retahíla de ´ofertas´ para escribir textos en blogs de todo
pelaje que reclaman textos “con una redacción correcta” sobre temas que van
desde fontanería a peluquería a cambio de unas cantidades tan ridículas y
vergonzosas que prefiero no citarlas.
En esta coyuntura, nos queda confiar en que los renovados
vientos inversores que empiezan a soplar por Europa lleguen pronto a nuestro
sector y desarbolen la corrosiva tendencia al recorte y a la depauperación.
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