“Afiliarte de joven a un partido, aplaudir al de delante e
ir escalando posiciones”. El consejo lo aporta el periodista y politólogo
Carles Torrijos, fundador de la página informativa digital www.sueldospublicos.com. En apenas
dos meses se ha convertido en el azote de miles de políticos de toda España.
Muchos, con cargos públicos; otros, más en la sombra, en su condición de
asesores. No obstante, cuentan con un nexo común: cobrar unas remuneraciones
alejadas de los sueldos del mercado laboral español.
Carles Torrijos, director de www.sueldospublicos.com |
Como ejemplo de la salida laboral que plantea y de los
progresos que puede conllevar cita a Javier Arenas, que empezó a los 23 años
como concejal de Sevilla y ha pasado ya por todo tipo de cargos, incluyendo el
de ministro. Eso sin contar los que Mariano Rajoy, el presidente de su partido,
el PP, le pueda deparar. En cualquier caso, tiene todos los visos de jubilarse
en el mismo espectro en el que inició su vida laboral, el de político.
Otro caso paradigmático: Patxi López, el lehendakari
socialista, que percibe un salario de 100.000 euros actualmente. Cuando
abandone su cargo se ha garantizado una nómina vitalicia de 50.000. Nada mal
como futura pensión. También, al igual que su antecesor, ha desarrollado completamente
su carrera profesional en política. Y como Torrijos tiene para todos, cita CiU
y a Oriol Pujol, hijo del sempiterno Jordi Pujol, ex presidente de la
Generalitat catalana, con el que, en una precoz trayectoria, ejerció de jefe de
gabinete a la edad de 27 años.
¿Qué saben?
¿Qué pueden saber de la vida real, la que llevamos la
inmensa mayoría de ciudadanos, estos dirigentes que nos gobiernan con ese
perfil? No han sufrido las penalidades de buscar un trabajo en el maremágnum
del mercado laboral, de tener que enviar su currículum por aquí y allá, de
empezar de becario con sueldos ínfimos o sin ni tan siquiera estos. Al
contrario, han comenzado su trayectoria laboral como pipiolos que cobraban
sueldos que para sí quisieran muchos veteranos, baqueteados y expertos en
múltiples oficios.
Esperemos, como mínimo, que ejerzan con la suficiente
humildad como para dejarse asesorar por profesionales que sí que han tenido que
labrarse una trayectoria en el mercado privado y que han avanzado a base de
tesón, sacrificio y competencia real. Aunque solo lo hagan –el seguir esos
consejos- por puro instinto de supervivencia y para conservar sus opulentos
salarios.
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