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martes, 10 de agosto de 2021

Comienzo desde León de un nuevo tramo del Camino Francés de Santiago (Año III)


 

Comienza una nueva experiencia en El Camino de Santiago. Esta vez el tramo escogido posiblemente resulta el más exigente por su perfil montañoso. Como afirma el aforismo tan apropiado para la ocasión: “todo se andará”.

Con el objetivo de llegar hasta su origen, León, recurrimos al tren de velocidad rápida Alvia, que en cinco horas y media nos transporta desde Valencia hasta la capital leonesa, con escalas en Requena, Cuenca, Madrid o Palencia y con destino final -hasta allí ya no llegamos- Gijón.

La estación se halla a menos de un par de kilómetros del centro. En nuestro primer albergue nos alojan en una habitación de ocho camas para los dos. Las medidas covid mandan, lo cual nos convertirá en huéspedes más solitarios en la mayoría de alojamientos y mantienen las distancias al cerrar espacios comunes como los comedores de albergues. Nos proporcionan sábanas, toalla y edredón, algo no habitual en muchos alojamientos de estas características.

Como nos queda todavía algo de tarde, aprovechamos para visitar el edificio más emblemático de León: su catedral. Por seis euros la entrada, recorremos, con la explicación que nos aporta nuestro propio teléfono móvil tras escanear un código QR en la entrada del edificio, la catedral en cinco etapas cronometradas en una media hora. Nos impactan sus vidrieras.

Desde allí nos dirigimos a la Colegiata con la intención de visitar el cáliz de Doña Urraca, pero apenas dispondríamos de media hora para recorrer todo el edificio y las murallas, por lo que preferimos dejarlo para otra ocasión y optamos por un paseo por la calle del Cid y por la de Orduño II. Nos sorprende la escultura de un león saliendo de la alcantarillada, el castillo diseñado por Gaudí, los bares del barrio Romántico y del Húmedo, donde, por cierto, tomamos tapitas que te sacan cuando pides algo de beber. Helado y vuelta al albergue para repasar el recorrido de la primera etapa. Porque León ha sido solamente el preámbulo.

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