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jueves, 15 de mayo de 2014

La serpiente y el báculo: una novela más de Barbara Wood

Los estereotipos que etiquetan el negocio editorial marcan a Barbara Wood como una escritora de referencia en el género da la novela romántica actual o ´rosa´. De hecho, sus creaciones literarias comparten espacio en las estanterías de las librerías con las de Rosemunde Pilcher o Danielle Steel.
No obstante, la prolífica escritora inglesa trasciende, en sus obras, ese cliché, y diseña auténticas recreaciones históricas como la que narra la evolución de Egipto en Las Vírgenes del Paraíso, o la que aborda la lucha diaria por la supervivencia de los judíos en los campos de concentración alemanes en Trenes Nocturnos. Del mismo modo, da rienda suelta a su faceta viajera al describir las vicisitudes de la doctora Conroy en la emergente Australia del siglo XIX en La tierra dorada. Historia, por cierto, con bastantes similitudes a la también hábilmente hilvanada por Sarah Lark en su trilogía sobre Nueva Zelanda.


El hecho de destacar estos antecedentes de Barbara Word constituye una forma de alertar a quien únicamente la conozca por haber leído alguna o ambas de sus dos últimas obras: La adivina y La serpiente y el báculo. En ambas prima la historia de un amor cuya consumación parece imposible por las desventuras que continuamente lo dificultan.
Por tanto, quienes buscan novela romántica o quienes tachan a Wood de experta en esta materia encuentran perfecto caldo de cultivo en ambos ejemplos. En los dos casos se trata de obras que anteponen el entretenimiento y, sobre todo, los sentimientos de su pareja protagonista sobre la época que describen o las circunstancias que envuelven a ese hombre y a esa mujer cuyo apasionado amor supera todas las trabas que el destino impone.
La serpiente y el báculo aporta la singularidad de trasladarnos al Jericó de 1450 a.C., de trazarnos la labor de un viticultor ejemplificada en Elías, la tradición de escriba que asume Daveed o la de un constructor de barcos como el resentido Jotam. Wood lo adereza con la aparición de asesinos en serie más propios de novelas de John Katzenbach, como el psicópata Caleb, o con la creciente desmemoria de la anciana Raquel. Sí, la escritora asentada en California aporta una novela más para que su legión de incondicionales lectores pueda devorarla. Un producto de entretenimiento. No obstante queda demasiado a la zaga de obras maestras como la citada Las vírgenes del paraíso.

Pincha este enlace para leer la crítica, publicada en el diario Las Provincias

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