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lunes, 22 de septiembre de 2025

15 años de blog

Desde aquellos viajes de verano por Europa con Interrail, con poco más de 20 años, me ha gustado guardar en diarios lo que iba haciendo y viendo. Cada noche, al final de la jornada, buscaba mi bolígrafo de bolsillo y mi cuaderno de mochila y me ponía a redactar. A veces lo hacía con un tono más personal; otras con un número mayor de especificaciones de monumentos de ciudades, de recorridos, de paseos….

Esos diarios los trasladaba a libretas que apilaba sin mucho orden. Así pararon los años y fueron acumulándose las transcripciones de los cuatro meses por Centroamérica y Perú, de la experiencia en Nepal y Calcuta, de la travesía por Letonia, Bielorrusia, Ucrania y Rusia cuando la URSS acaba de desmoronarse, del recorrido por Vietnam, de la semana en Gambia y de otros viajes que he tenido la oportunidad de hacer.

Lo redactaba siempre en papel para recuerdo personal, excepto algún artículo o reportaje puntual que me publicaron en revistas especializadas. Mi objetivo era releer y recordar, en un futuro, lo que había hecho, sin más pretensiones. Y, cuando alguien me preguntara alguna referencia, poder buscar una respuesta.

Con la proliferación de webs publiqué alguno de estos diarios en plataformas como losviajeros.com hasta que decidí dar un nuevo paso: tener mi propio blog. Aquello fue en 2010, después del viaje por Nueva Zelanda. Desde entonces he ido añadiendo mis impresiones personales (no pretendo hacer guías, solo guardar momentos) de la ruta en coche por la costa este de Estados Unidos, de la travesía de Canadá desde Toronto hasta el norte de Quebec, de Qatar o de paseos más cercanos por Caspe, Morella o Jávea. Y, por supuesto, de etapas de Camino de Santiago.

Desde entonces han pasado 15 años. Mi pequeño blog ha cumplido tres lustros. Me sirve como hemeroteca de artículos periodísticos en general y, en particular, de plataforma de relatos de viajes. Y de esta última manera me resulta muy útil para echar una mano a quien me pregunta por un destino. Si alguien me pide una recomendación de un lugar en el que he estado, busco el enlace del artículo y se lo paso. Con el tiempo he descubierto que es la forma más sencilla de intentar aportar a quien busca en mí alguna sugerencia y de preservar los detalles de lo viajado.

Y con esa idea, Sin acritud ni ofuscación (el nombre que pensé en su momento y que pese a que en ocasiones no me convence del todo sigo manteniendo porque creo que refleja mi espíritu narrativo) ha cumplido 15 años. Hasta la fecha he escrito poco de mi blog en redes (ha sido más un reducto personal); no obstante, en este caso, a modo de celebración, me he lanzado a compartirlo.

 

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