Tras alojarme en una pensión de camino en una Copacaba de celebraciones carnavaleras esos días, proseguí hasta La Paz para tomar un autobús nocturno a Potosí, a donde llegué a primera hora de la mañana y emprendí mi senda para buscar alojamiento. Me quedé en una casa de aspecto solariego y señorial, cerca de las minas que otorgan fama secular a esta ciudad, cuyo nombre se vincula al oro transportado hasta España.
El principal reclamo lo ccnstituía el recorrido minero.
Quedan poco más que vetas en su interior, sumido en la oscuridad y donde
impacta la figura del Tío, una deidad subterránea muy venerada y a quien
consideran propietaria de las minas. Los mineros, asolados por enfermedades
propias de su oficio que socavan su vida prematuramente y asustados por el real
riesgo diario de derrumbes, le entregan diferentes ofrendas.
La experiencia sorprende y entristece al mismo tiempo por
las condiciones de vida de estos profesionales que intentan, cada día, hallar
la veta que les cambie su existencia. Mientras, algunos recurren a bebidas como
la chicha a modo de evasión.
Tras un par de días en la mitificada -por sus riquezas
pretéritas que han legado la frase ‘vale más que un Potosí- ciudad boliviana
retorné, en un confortable autobús, a La Paz, para hacer una excursión y contemplar
los vestigios del imperio Tiwanaku, con su puerta del sol.
Ya en el cogollo de la elevada capital, sus calles bullían
de actividad, con las figuras del limpiador de zapatos y del vendedor de
refrescos extendidas por doquier. Allí había quedado con mi amigo José, un día,
en un hotel. Sin móviles ni apenas internet más allá de cuando localizabas un
cibercafé, la comunicación no resultaba sencilla. Nos encontramos sin más
historia.
Con motivo del 25 aniversario del largo viaje que hice con mi amigo José Ramírez por Centroamérica, Perú y Bolivia voy a recopilar en mi blog algunas historias de aquella travesía. Por entonces todavía ese cuaderno de bitácora digital no existía y no podía, por tanto, trasladar allí estas anécdotas. Ahora puedo compensar con recuerdos, imágenes (como las de La Paz y su entorno) y transcripciones recopiladas

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