¿Cuántas Valencias hay por el mundo? La última que he descubierto ha sido la de La Palma
Puedes leer este artículo en el número 60, VII año, de El Periódico de Aquí
¿Cuántas Valencias hay por el mundo? La última que he descubierto ha sido la de La Palma
Puedes leer este artículo en el número 60, VII año, de El Periódico de Aquí
La elocuente trabajadora de la oficina de turismo a la que aludí en la primera jornada nos ha recomendado que evitemos la ruta habitual que conlleva contratación de taxi compartido y que optemos por ascender hasta la localidad de El Paso y de ahí ir a La Cumbrecita con sus miradores. La tarea nos lleva algo más de una hora en la que atravesamos de nuevo los rescoldos del volcán de la zona de Cumbre Vieja que arrasó parte de la isla en 2021. Impresiona. También pasamos por La Ermita de la Virgen, pegada al parque y engalanada por festejos.
Tercer e intenso día de recorridos. En La Palma la dificultad no radica en las distancias entre municipios, que no son extensas, sino en lo que tardas en recorrerlas debido a las carreteras serpenteantes y estrechas, casi siempre de un carril. En atravesar algo más de 40 kilómetros tardaremos una hora.
Para empezar siempre hemos de ascender desde nuestra playa de Teneguía-La Zamora hasta el pueblo de los Canarios, donde, por cierto, se halla ubicado el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Vino de La Palma, con la variedad malvasía como una de sus grandes especialidades. Esto ya supone entre 10 y 15 minutos.
Nuestro primer objetivo lo constituye el mercado dominical de Puntagorda, con alrededor de una veintena de puestos que van de la bisutería a la repostería y al zumo de caña de azúcar, en una llamativa nave verde a la entrada del casco urbano.
Viajar en un vuelo de dos butacas por lado y de un total cien plazas en temporada alta resulta una experiencia casi inaudita en 2024. Transforma el desplazamiento y lo convierte en algo familiar.
Y todavía más cuando al aterrizar la comandante de este vuelo IB 8544 operado por Air Nostrum pide al
pasaje que no se levante a recoger la maleta hasta que no se mueva la fila y lo
hagan los pasajeros de delante. Así se evita esa tensión tan absurda como
habitual que provoca diez minutos de apretujones en el pasillo desde que el
avión se posa en el aeropuerto de destino hasta que abren sus compuertas. Para
mejorar el flujo, en este vuelo de Air Nostrum de Valencia a La Palma las
azafatas van avisando a los componentes de cada fila de cuándo tiene que
levantarse.
De nuevo alquiler con una de las compañías que mejor trabaja
en la cesión de vehículos, la canaria Cicar. Y de ahí al sur de la isla bonita,
volcánica, platanera, montañosa o el calificativo que se prefiera para
identificar a La Palma.
La primera parte resulta más o menos sencilla, en llano,
junto al río Caudal. Se nos complica algo porque, por error y porque las
flechas amarillas del camino nos llevan hacia allí, tomamos una variante con la
senda comida por la vegetación y entre subidas y bajadas. Nuestro karma no nos
permite relajación.
A las dos horas y cuarenta y cinco minutos nos plantamos en Mieres. Comemos lo que en Asturias llaman pincho, que para un valenciano se define como un bocadillo mediano. En mi caso, relleno de filete empanado.
Día 4 y tercero de camino. Estamos en la localidad de Pajares, famosa por su temible puerto de Montaña. Acaba de pasar la furgoneta de venta de pan y bollería. Para, después de pitar un par de veces, en la plaza en la que estamos sentados y empiezan a salir mujeres de las viviendas para comprar. Nos explican que el panadero acude por las tardes entre semana, que el frutero lo hace un par de días y que el carnicero, una. No existen comercios en este municipio ni en otros vecinos, por lo que la venta se hace de manera itinerante.
Eso ya es por la tarde, en el banco pegado a la casa de unas lugareñas de amable conversación. Antes, hemos superado un recorrido más corto de lo habitual (14 kilómetros), aunque también bastante exigente.
La etapa dos no se me olvidará porque la comenzamos ateridos de frío, a siete grados, por asfalto, y la terminamos a más de 30, después de atravesar preciosos valles, sinuosos desfiladeros y semidesérticas aldeas. Camino del Salvador en estado puro, entre prados, vacas y caballos.
Todo el trazado se encuentra perfectamente señalizado. En este tramo de algo más de 23 kilómetros únicamente tendremos la opción de parar a comer algo en un bar situado en una aldea, a 8 kilómetros del inicio. Como no ha llegado todavía el reparto de pan, no pueden prepararnos bocadillos. Lo único que nos ofrecen es un insípido pincho de tortilla por boca de una camarera seca y antipática. Una excepción en nuestra ruta.
El camino resulta duro por los ascensos a collados a través de caminos sinuosos y pedregosos. Lo concluimos en seis horas y treinta minutos hasta llegar a nuestra aldea, Poladura de la Tercia. Está todo tan contado que en nuestro alojamiento no pueden darnos de comer. Ni siquiera un pincho. Compran lo justo para sumar el número de comensales que han reservado.
Pronto me daré cuenta de que el Camino del Salvador (o de San Salvador) resulta tan intenso y fascinante como desconocido. Antes, llegada a León en tren de alta velocidad desde Valencia tras cinco horas cortas de tertulia, lectura y observación.
En la histórica ciudad, visita al museo romano que, para nuestra suerte, coincidió con el inicio de un recorrido guiado gratuito tanto por las propias instalaciones como por el exterior para desembocar en los restos subterráneos del antiguo anfiteatro.
Desde allí nos dirigimos al local de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago, en la calle Independencia, donde un socarrón voluntario veterano nos suministra una información bastante sui generis y nos entrega, por dos euros, el pasaporte de peregrino de Camino del Salvador, uno específico diferente al del resto de caminos de Santiago.
Después nos trasladamos a la iglesia de San Isidoro, donde
custodian los restos del santo del mismo nombre, para entonar la canción del
peregrino y recibir la bendición, junto a otros ocho compañeros de camino.
Intentamos entrar en la catedral pero, aunque todavía faltaban 20 minutos para el
cierre oficial, ya no nos lo permiten.
Nueva jornada, esta con destino urbano: Tampere, la tercera ciudad en población de Finlandia, que se acerca al cuarto de millón de habitantes. Nos separan de ella algo más de 90 kilómetros, que transitamos alternando sol, nubes y llovizna, como suele pasar en este país, aunque hay que reconocer que los anteriores cuatro días ha predominado el primero, el astro solar.
Tampere responde al modelo de ciudad que estamos viendo en Finlandia: sin centro histórico y con un epicentro comercial práctico y carente de repuntes estéticos. Contemplamos la catedral y, sobre todo, visitamos el Museo del Espía, el primero del mundo dedicado al espionaje.
El anillo de Mata-Hari, todo tipo de cuchillos plegables y los clásicos bastones que esconden una espada, numerosos modelos de micrófonos, uniformes y otras cuestiones prácticas que ayudan a acercarse a ese ámbito nos muestra el museo. En el mismo edificio se halla un café con buena panorámica de la ciudad.
Hoy optamos por dos con iglesias de renombre. La primera, la de Petajavesi, Patrimonio de la Humanidad. No está abierta -el jardinero nos dice que lo hace en junio y julio- y solamente nos es posible contornearla para apreciar su estructura construida a base de madera de pino y con forma de cruz griega. Otra jardinera riega con mimo el césped del cementerio ubicado en su entorno.
La segunda iglesia es la de Keuruu, localidad de casi 10.000 habitantes – cifra nada desdeñable para el entorno-, que atesora el templo de madera más antiguo del país. También lo rodeamos, paseamos junto a su acicalado cementerio y damos un paseo por esta población, cuyo mayor encanto, además del templo, lo constituye un par de casas de madera de estilo señorial. En una de ellas ofrecen un elegante servicio de restauración.
La tarde la dedicamos a buscar una playa o un espacio similar en el lago Paijanne, junto al que estamos. No resulta nada fácil. Hay escaleras para entrar en el agua desde tramos de madera que parten de cabañas, pero espacios más públicos y amplios no encontramos.
Adelanto de un capítulo intercalado en la próxima crónica viajera que publicaré íntegra a partir del 26 agosto.
La cuarta etapa hasta La Pola de Lena parecía más sencilla después de la dureza de las anteriores, pero ha sido, tal como anunciaba la guía Gronze, de cabecera en el Camino de Santiago, un “rompepiernas”, de esas que parecen querer quebrar tu espíritu, aunque no lo consigan finalmente. De las que te ponen a prueba física y mentalmente.
Pasamos, casi como cada día, por sendas tan estrechas, que apenas cabe el pie y ves riesgo elevado de desprenderte. El bastón que he llevado este año me ha ayudado mucho para evitarlo. Y para darme empujoncitos en las empinadas subidas.
Desde Helsinki nos dirigimos, previo paso por el hotel para recoger las maletas que tenemos depositadas en la clásica habitación junto a la recepción que todos habilitan para estos menesteres, en dirección norte. No demasiado, pero sí a unos 230 kilómetros hacia arriba del país, hasta la localidad de Jamsa.
Llueve, arrecia, solea, se nubla… así alternativa y repetidamente durante unas tres horas de carretera. Por el camino nos detenemos en un enorme centro comercial a comer junto a la ciudad de Lohti.
Y llegamos al complejo donde hemos alquilado una cabaña de madera, con su sauna incluida, por supuesto, detalle fundamental en este país que tiene tan inculcado el hábito de su uso y disfrute. Se halla el alojamiento en la denominada zona de los Mil Lagos.
No sé si habrá tantos, aunque sí que se suceden. No para bañarse los que vemos; más bien para engalanar la panorámica y salpimentar el entorno boscoso. Cena de salmón en el restaurante del complejo y a asentarnos en esta cabaña de escalera estrecha y empinada que separa la planta baja de comedor, baño y cocina del piso superior con las habitaciones.
Nueva jornada. En el paseo del atardecer observamos a un zorro que intercambia miradas poco amistosas con un ciervo. La relación no va más allá.
Aterrizamos en el aeropuerto de Helsinki-Vantaa con la llovizna que nos acompañará cada día y con una temperatura 20 grados inferior a la de nuestro origen valenciano. Recogida de maletas en un lugar bastante alejado de la salida desde el avión a pesar de que ni el aeropuerto ni la capital finlandesa destacan por un tamaño enorme.
De allí caminamos a la parada de tren de Lentoaseman, donde
tenemos transporte cada cinco minutos a la capital por 4,10 euros, y en media
hora nos plantamos en la estación central. Desde ahí a donde está nuestro hotel
nos separan menos de dos kilómetros que paseamos entre tramos de obra, vías de
tranvía y primeras observaciones de una ciudad.
Destaca la proliferación de edificios que me recuerdan a cubos de Rubik, con extensos ventanales que permiten que la luz y la oscuridad del día, que se relevan continuamente, penetren en las viviendas. O se contemplen a la perfección desde su interior.
Mis últimos artículos en Valencia Plaza:
La pitahaya: el cultivo dragontino que es una alternativa en el campo valenciano
El marquesado que une a tres municipios de la Ribera Ata y que los diferencia del resto
El diputado Víctor Soler pasa a ser portavoz del PP en Gandia y se perfila como alcaldable
El rearme del PP en Gandia, el principal bastión del PSPV en la provincia
Mis últimos artículos en Valencia Plaza:
El alcalde jubilado que dirige el pueblo con más letras de la provincia
Quién gana y quiénes pierden con el pacto de Sueca: el PP sí expulsará a sus ediles díscolos
El PP cede ante la insistencia de Ens Uneix y da el voto decisivo para la moción de censura en Sueca
Mis últimos artículos en Valencia Plaza:
Sentencias pioneras confirman que un concejal no adscrito puede ser elegido alcalde
La alcaldesa salvadora que coordina el PP en la Costera
Pacto o moción de censura: el PP alarga la tensión en Sueca mientras mira de reojo Torres Torres
La alcaldesa presidenta de un partido que aspira a expandirse en la provincia de Valencia
La pasada semana intervine en el programa Intercafé, de Intereconomía Radio, para debatir sobre proyectos del poder ejecutivo que afectan a medios de comunicación y, en general, del ecosistema comunicativo.
Puedes escuchar el programa completo pinchando este enlace. El debate sobre este tema se inicia más o menos hacia mitad de programa
Mis últimos artículos en Valencia Plaza:
El excalcalde y psicólogo que preside el PSPV en la provincia de Valencia
El camino conquistador de Jaume I que ahora es ruta de senderismo y playa
Un candidato de Vox y una exconcejala de Podem: el singular grupo de no adscritos en Burjassot
Mis últimos artículos en Valencia Plaza:
El lobby de partidos locales y la venganza contra Ábalos: claves de la moción de censura en Sueca
El PP prepara en Sueca su jugada más complicada ante un PSPV que se queda sin socios
De Mengual a Mercé: los apellidos que identifican a los habitantes de la Canal de Navarrés
La dolorosa reconstrucción de PSPV y PP tras la marcha de dos referentes en Torrent y Burjassot
La moción de censura de todos contra el PSPV sobrevuela Sueca
El secreto está en la masa. ¿O en el contenido? La coca -conocida también como torta en otros lugares- de maíz o de trigo forma parte de la esencia gastronómica del sur de la provincia de Valencia y del norte de la de Alicante. Se trata de una masa habitualmente de forma redondeada Y salpimentada de productos hortícolas de temporada. Como una pizza, pero en miniatura.
Y en el caso de las cocas denominadas de ´pasta bona´, con
esa masa fría. “En cada coca resulta diferente, aunque siempre es fresca. La
dejamos reposar entre 10 y 15 minutos desde que colocamos sobre ella su
contenido y luego horneamos”, explica Pepe Cotaina, maestro artesano y
presidente de la Asociación Gastronómico-Cultural Amigos de las Cocas de Oliva.
Mis últimos artículos en Valencia Plaza:
El alcalde agro que perdió su anonimato
Primer año del Botànic III local: entre pactos estables, relaciones complejas y sustos
El top de alcaldes debutantes en la provincia de Valencia
La Jura de Santa Gadea del portavoz de Vox en Torrent
Déjà vu gandiense en el Congreso: el PP encuentra en Cristina Moreno la réplica a Diana Morant
La VII Gala Solidaria de la Asociación Profesional de Periodistas Valencianos (APPV) reunió a alrededor de 120 personas en el restaurante del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Valencia. El acto tuvo, como cada año, un carácter benéfico, y contó con actuación musical del Coro Alameda, rifa solidaria con más de un centenar de objetos donados por empresas y particulares, y una cena de encuentro y de cierre de temporada.
En un salón del restaurante lleno, el evento se desarrolló el pasado miércoles 19 a beneficio de La Niña Amarilla, ONG valenciana que tiene como objetivo la prevención del suicidio a través de una comunicación responsable. En la ronda de intervenciones se destacó la labor de esta entidad, con el parlamento de una de sus responsables y un vídeo de exposición de sus actividades.
Además, por parte de APPV, su presidente explicó el motivo de la gala, su historia y resumió la actividad social que caracteriza a la organización de periodistas valencianos.
Mis últimos artículos en Valencia Plaza:
El exalcalde plusmarquista electoral
Dimisiones de alcaldes, mociones de censura, pactos rotos...que deja un intenso año de política local
(pincha este enlace para leerlo) null
El voto "totalmente insólito" de Compromís que apoyará las cuentas del PP en su alcaldía más difícil
(pincha este enlace para leerlo) null
Referéndum no vinculante y alcaldía comunal: dos casos insólitos en la provincia de Valencia
Mis últimos artículos en Valencia Plaza:
Las recetas contra la despoblación: teletrabajo o turismo rural
Las recetas contra la despoblación: teletrabajo o turismo rural
El enigma político de Fuenterrobles El enigma político de Fuenterrobles
Cómo van los pactos con partidos locales en grandes localidades: de Requena a Alzira
Cómo van los pactos con partidos locales en grandes localidades: de Requena a Alzira
Del referéndum de Alfarb a la t de Moncada: los topónimos en pactos PSPV-CompromísGrupo de la primera experiencia de mercaderes. FOTO: LAURA LÁZARO |
Plaza de los mercaderes. Una denominación que retrotrae a espacios centenarios y evoca a lugares, olores y sabores de bullicio, buenas vibraciones y suculentos alimentos. Más moderna pese a su nombre porque como recinto remodelado empezó a utilizarse a principios de este siglo, el céntrico Mercado de Colón de Valencia tiene la suya propia.
Y siguiendo con ese término ensoñador que simboliza viajes y
aventura y minimiza peligros reales, los profesionales que trabajan en ese
espacio se han lanzado a una nueva iniciativa: las Tardes de los Mercaderes.
Las desarrollan en la planta baja del Mercado de Colón,
donde se ubican los comercios de alimentación, con una periodicidad que todavía
no tienen cerrada. La primera de estas tardes la llevaron a cabo el pasado
jueves y contaron como testigos/catadores con una veintena de periodistas en
representación de diferentes medios. Ahí estaba Soloqueremosviajar.com.
Mis últimos artículos en Valencia Plaza:
El alcalde de familia de políticos que ha convertido su pueblo en el principal bastión de su partido
De les Énoves a Les Valls: una subcomarca del sur y otra del norte que defienden su identidad propia
El alcalde emergente que tiene Cullera como carta de presentación
Mis últimos artículos en Valencia Plaza:
La plataforma de partidos locales organiza su estructura en la provincia: Enguix la coordinará
El churro ya tiene quien lo escriba: un cómic recoge expresiones de este dialecto de la Serranía
El sueño europeo de la alcaldesa de Bugarra
El municipio que se siente de la provincia de Valencia y está "en el lugar equivocado"
Mis últimos artículos en Valencia Plaza:
El único alcalde que es diputado nacional con el cinco como número fetiche
De casa del médico a coworking: la nueva vida de espacios simbólicos para frenar la despoblación
Las termas que Llíria recupera y que superan en antigüedad a las más conocidas de Roma
Pastaor, xumenera, albercoque...: el singular vocabulario fronterizo de la provincia de Valencia
Artículo publicado en el número de abril de 2024 de El Periódico de Aquí
Puedes leer el ejemplar completo pinchando este enlace
Puedes leer el artículo en versión digital pinchando este enlace
Mis últimos artículos en Valencia Plaza:
Los cambios que prepara el PP en grandes localidades de l´Horta para consolidar la Diputación
El fichaje sorprendente de Diana Morant que se prepara para ser alcalde
¿Más o menos habitantes? Cambios de población en la provincia vistos desde una comarca media
El 4-0 del PP en las nuevas alcaldías de la provincia: ¿estrategia o casualidad?