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lunes, 26 de agosto de 2024

Por el Camino del Salvador (etapa I)

 Pronto me daré cuenta de que el Camino del Salvador (o de San Salvador) resulta tan intenso y fascinante como desconocido. Antes, llegada a León en tren de alta velocidad desde Valencia tras cinco horas cortas de tertulia, lectura y observación.

En la histórica ciudad, visita al museo romano que, para nuestra suerte, coincidió con el inicio de un recorrido guiado gratuito tanto por las propias instalaciones como por el exterior para desembocar en los restos subterráneos del antiguo anfiteatro.

Desde allí nos dirigimos al local de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago, en la calle Independencia, donde un socarrón voluntario veterano nos suministra una información bastante sui generis y nos entrega, por dos euros, el pasaporte de peregrino de Camino del Salvador, uno específico diferente al del resto de caminos de Santiago.

Después nos trasladamos a la iglesia de San Isidoro, donde custodian los restos del santo del mismo nombre, para entonar la canción del peregrino y recibir la bendición, junto a otros ocho compañeros de camino. Intentamos entrar en la catedral pero, aunque todavía faltaban 20 minutos para el cierre oficial, ya no nos lo permiten.

Optamos por cena tempranera buscando mesa entre los concurridos locales del centro histórico, abarrotados para tapear. Al final disfrutamos de un ágape en La Taberna y a descansar, que al día siguiente empiezan los 120 kilómetros largos de recorrido.

León-La Robla

Primera jornada. Salida a las 7,25 horas desde la catedral de León, la primera imagen urbana que tenemos y el punto de inicio oficial. El primer kilómetro lo comparten el Camino del Salvador y el Camino Francés, por lo que se halla más transitado. A partir de la iglesia de San Marcos, y antes de cruzar el río Berserga, giro a la derecha y nos quedamos solos.

En principio, la etapa, de 27 kilómetros, parece sencilla, aunque luego se irá complicando por la falta de bares o tiendas donde comer y repostar en el recorrido. Será una de las señas de identidad este camino por la España despoblada.

También pronto nos llega el aperitivo de ascensos y descensos que también identifican este recorrido por León y Asturias. En la primera etapa enfilamos una cima de 1.030 metros con la mochila de algo más de siete kilos y el bastón, que por primera vez utilizo como peregrino en mis seis experiencias vividas en esa condición.

Discurrimos por un par de aldeas, por bosque, algo de carretera… y así, tras siete horas, llegamos a La Robla, nuestro primer destino. Reúne a casi 3.000 habitantes y numerosos comercios, con un par de mercerías y una decena de cafeterías, todas bastante concurridas posteriormente, a media tarde. En cambio, apenas hay bares y restaurantes. Nos alojamos en la pensión Yosumar, prácticamente, si descontamos el local junto al albergue, el único sitio para comer.

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