Día gris, aunque alcanzaremos los diez grados, todo un hito en esta época invernal. Inicio la jornada con paseo hacia Princess street desde la iglesia donde se casó Agatha Chirstie al ostentoso monumento en homenaje a Walter Scott, el prolífico autor de múltiples novelas de aventuras. Así veo amanecer, una circunstancia que aquí se produce del todo alrededor de -como no deja de sorprenderme- las nueve de la mañana.
Nos acercamos al castillo de Edimburgo, el
famoso, a entrar. Cuesta 18 euros para adultos si compras el billete en la web
y 21 si lo haces directamente en taquilla. En cualquier caso, como hay bastante
gente decidimos desplazarnos primero a Dean Village, un espacio de casas
antiguas de la ciudad, y, sobre todo, que transmite la paz que le confiere el
río Leith a su paso acelerado por una caída de agua que después se apacigua.
Da para hacerse unas fotos en este espacio
pintoresco y para salir unos minutos del bullicio. Desde ahí iniciamos un paseo
por el lateral del río que nos lleva a la ciudad nueva para, más adelante,
enderezar de nuevo hacia Princess street.