20 minutos CV. Pág. 2 (12-03-2014) |
La fiesta fallera permite mostrar Valencia al mundo y, a la
vez, que miles de valencianos exhiban sus productos, reivindicaciones o
propuestas ante sus propios conciudadanos. Suponen un perfecto escaparate
porque concentran a multitudes en espacios reducidos.
Cada mascletà proporciona una descomunal clientela potencial
para vendedores de refrescos, de helados, repartidores de viseras o de globos. Por
no hablar de los abarrotados balcones que desembocan en la plaza del
Ayuntamiento y que múltiples empresas alquilan para reunir a sus invitados y
agasajarles ante una barra repleta de bebida y comida. No olvidemos tampoco a
quienes persiguen lanzar sus mensajes reivindicativos. Encuentran a decenas de miles
de personas que, quieran o no, les oirán y puede que hasta escucharán.
Las Fallas hace años que superaron su mera faceta lúdica
para convertirse en un gran expositor desde el que promocionar empresas o impulsar
negocios. Un aspecto complementario al festero.
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