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| 20 minutos CV. Pág. 2 (19-03-2014) |
Este último día de Fallas provoca una mezcla de sensaciones.
Los falleros y aficionados a las celebraciones josefinas lo viven con cansancio
y nostalgia por las jornadas transcurridas que ya no volverán. En cambio, los
indiferentes, desinteresados o incluso hastiados lo disfrutan como el final de
la estruendosa ruptura de su rutina. Cada cual hará su balance.
Como las miles de personas para quienes esta fiesta genera
un cúmulo de trabajo. Me refiero a los periodistas que, ya extenuados,
retransmiten, cubren e informan de cada acto; a los cocineros y camareros, que
han adelgazado debido al estrés; a los policías locales, que han pateado hasta
la saciedad las calles; al personal de las empresas pirotécnicas, de las
churrerías, de los servicios públicos y privados de transporte, de limpieza… y
así el etcétera de profesionales resulta larguísimo. A partir de mañana
respirarán a otro ritmo.
Acaban las Fallas de 2014.
¡Vivan –por lo menos para los
falleros- las de 2015!
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