20 minutos. Pág. 2. (01-07-2015) |
Los festivales escolares de fin de curso constituyen un
repaso lúdico a diez intensos meses. Este evento suma emoción, curiosidad,
inquietud y organización. La carga de sentimientos la desatan, sobre todo, los
padres. Desde las butacas del público contemplan, prendados, la progresión de
sus vástagos. Admiran sus avances en un año. Su singular evolución. La
curiosidad la aportan los pequeños, principalmente si nos referimos a quienes
cursan Educación Infantil. Llevan semanas esmerándose en repetir con el mayor
salero aquello que les explican sus maestros. En el festival han de hacerlo
ante un expectante público. Todo un motivo de inquietud. Y una prueba a su
temple. Y, para organización, la de cada centro, que afronta el reto de estimular
a los alumnos y de entusiasmar a sus progenitores. Muchas sensaciones y dedicación
para configurar un acto que apenas se prolonga unos minutos, pero que algunos
de los presentes guardarán durante años en su memoria como un preciado tesoro
existencial.
Columna publicada en el diario 20 minutos.
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