El cambio de fechas del maratón de Valencia y su ubicación a final de año está impregnando de ambiente corredor las calles de la ciudad. El clásico neodeportista que apura sus últimos kilómetros de entrenamiento en el periodo verano-otoño para retirarse hasta la próxima primavera ha sido relevado y relegado por el corredor empedernido y curtido que se prepara con ahínco para mejorar marcas o, simplemente, para debutar como maratoniano.
La fecha del 27 de noviembre resulta atractiva dentro del calendario internacional por tener menos competencia que a finales de febrero, mes en el que se había instalado anteriormente la prueba. El hecho de que los organizadores –a propuesta del Ayuntamiento- la hayan retrasado una semana para no coincidir con las elecciones nacionales apenas afectará a la concurrencia.
Imagen tomada de la web oficial del 31 maratón popular |
Sí que tendrá su impacto, en este caso positivo, un recorrido que atraviesa todos los símbolos históricos y turísticos de la ciudad, desde las clásicas torres de Quart o de Serranos o la ancestral Albufera hasta el nuevo epicentro turístico como la Ciudad de las Artes y las Ciencias, punto de salida y de meta. Todo llano, perfecto para batir marcas personales, nacionales o incluso internacionales.
La contratación de una empresa para explotar la imagen de la prueba reforzará la difusión que los organizadores pretenden darle para transformarla en uno de los referentes de Valencia. Quizás algún día la fotografía de la citada Ciudad de las Ciencias plagada de corredores adquiera las mismas connotaciones que la del puente de Brooklyn durante el maratón de Nueva York. Todo es posible, aunque para que ocurra esto aún queda mucho. De momento han asentado los cimientos.
Las perspectivas parecen halagüeñas. El medio maratón, a disputar el 23 de octubre –apenas un mes antes de la 31 edición del maratón de Valencia- constituirá la primera referencia del aprecio popular por estos esfuerzos de la Sociedad Deportiva Correcaminos. Su tarea, al igual que la de todas las personas que participan en la prueba o colaboran en su organización, constituye la semilla para lograr que la ciudad se convierta en un emblema mundial de la práctica del deporte popular.