Primera parada en San Pedro del Pinatar. La playa se halla atestada y cuesta aparcar. Lo conseguimos a base de dar vueltas con el coche por estrechas callejuelas alejadas del litoral.
Nuestro objetivo consiste en pasear por el espigón que
separa las salinas del mediterráneo, con sus típicos baños de lodo en su
lateral izquierdo. Un molino al inicio y otro al final delimitan este tramo de
paseo. Observamos con cierta sorpresa o solidaridad friolera a quienes
ensombrecen su cuerpo con lodo mientras el viento nos obliga a abrigarnos con
más ahínco.
Si llegáramos a la conclusión de este paseo nos situaríamos frente a la Manga, pero sin posibilidad de pasar hasta ella. Nuestra finalidad inicial consistía en llegar hasta este singular espacio murciano, pero el tener que alargar el recorrido en vehículo una hora para llegar al único acceso que existe desde más al sur de la región nos retrae.