Hace unos días tuve la oportunidad de moderar –en mi condición de periodista y de presidente de la Asociación Profesional de Periodistas Valencianos- una charla sobre corrupción y deterioro de la imagen de los políticos. En ella participaron el abogado José Morgan en su calidad de coordinador del Fòrum Persones i Societat Valenciana; el politólogo Guillem Bertomeu como responsable de la Asociación Valenciana de Consultores Políticos, y el profesor Javier Paniagua, director del centro Alzira-Valencia de la Universidad a Distancia.
Además de la ocasión de escuchar interesantes reflexiones, la mesa me sirvió para recabar los datos que, con su erudición característica y capacidad sintética, explicó Paniagua, uno de los mayores intelectuales valencianos en el ámbito de los movimientos sociales. Muchos empezamos el acto –que tuvo lugar en el local Vía Florencia- desolados por la sensación de que la Comunidad Valenciana se ha convertido en uno de los mayores nidos de corrupción del mundo. Algunos nos fuimos con la ´alegría´ de comprender que resulta una región más, al igual que España un país más, y ni mucho menos se sitúan entre los líderes. Algo es algo.
Paniagua, profesor numerario de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales en la UNED, comentó que países como Hungría, Grecia y una retahíla de la conocida como Europa del Este nos superan con creces. Además, recordó que, por ejemplo, la delincuencia en Inglaterra multiplica por diez la que sufrimos en España.
Alegó que la percepción actual se debe en gran medida a que hemos adquirido el hábito de escuchar que los medios hablen de corrupción y que existe una presión mayor sobre los políticos para que dimitan si han incurrido en delito o si se produce una imputación al respecto. También arguyó que “cuando hay crisis los políticos siempre pagan los platos rotos”.
Un instante de la tertulia del viernes 24 de febrero en Vía Florencia |
Ahondando en esa situación económica crítica, explicó que “el problema actual es que no existe alternativa política como sí que pudo haber en los años 30 con movimientos como el fascismo”. “Vivimos en un mundo de riesgo, pero no disponemos de movilizaciones alternativas”, lamentó, tras lo cual defendió que la principal cualidad en un político, por encima incluso de su formación, es el sentido común. Y puso al respecto los ejemplos del actual presidente de la Diputación, Alfonso Rus, del PP, y del ex ministro socialista Javier Corcuera.
Eso sí, avisó que “no hay cosa mala que no pueda empeorar”. Me recordó la frase de célebre del escritor y político Salustio, quien sentenció: “mediante la unión las cosas pequeñas crecen; mediante la desunión, las grandes se derrumban”. Y él vivió el hundimiento del Imperio Romano.
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