Estamos a punto de celebrar el segundo centenario de la
Constitución Española de 1812, aprobada el 19 de marzo de ese mismo año, motivo
por el que popularmente se la bautizó como ´la Pepa´. La saturación de noticias
y de golpes de realidad relacionados con la depauperación económica nos induce
a sobrevivir casi al día informativamente y nos impide, en demasiadas
ocasiones, disponer de la ocasión de reflexionar sobre el origen de nuestra
sociedad.
J. Morgan, B. Hoyo, H. González, JL Ábalos y J Oliver |
Me refiero al origen tal como la tenemos concebida, con una
legislación que garantiza unos derechos, con un corpus normativo que otorga
unos ´privilegios´ como ciudadanos y también unas obligaciones. En definitiva,
que regula nuestro día a día. Sí, a esos múltiples detalles normativos en los
que no reparamos porque no hemos carecido de ellos.
Afortunadamente, entre el alud informativo que vivimos
existen personas inquietas, hacendosas y cualificadas que sacan tiempo de donde
no lo tienen para recordarnos ese origen, para relatarnos cómo se gestó la
constitución de 1812, la carta magna pionera en España. Uno de estos convecinos
se llama José Morgan García y coordina la entidad Fòrum Persones i Societat
Valenciana.
En colaboración con la Universidad Cardenal Herrera-CEU ha
organizado unas jornadas –en las que participará la Asociación Profesional dePeriodistas Valencianos (APPV) y la Asociación Valenciana de Politólogos
(Avapol)- para explicarnos, por ejemplo, quiénes fueron los 19 delegados
valencianos que se desplazaron a Cádiz y a los que eligieron, en plena
sublevación independentista contra Francia, dos años antes de la promulgación
de la Constitución.
La jornada estuvo compuesta de dos mesas en las que
politólogos y políticos reflexionaron sobre qué ocurrió y qué queda de aquello.
En resumen, qué legado ha calado. El acto se celebró el lunes 13 en el Palacio
de Colomina de Valencia.
Como digo, anticipa una serie de futuros eventos
conmemorativos que nos inducirán a reflexionar, a comprender sobre qué base se
sustenta nuestra sociedad. La constitución de 1812 sembró una realidad, unos
cimientos, que nos han permitido llegar hasta donde estamos. No lo olvidemos.
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