Emprender o fallecer laboralmente. Constituye el dilema de muchos ciudadanos que, ante la coyuntura de un mercado de contratación menguante, optan por invertir sus reducidos ahorros, el fruto de innumerables jornadas de agotadora labor por cuenta ajena, en crear una empresa.
20 minutos 29-02-2012. Pág. 2 |
Dos o tres años atrás –recordemos que esta crisis ya se acerca al lustro- la alternativa más habitual consistía en apostar por proyectos clásicos, usuales. Abrir un restaurante o bar, por ejemplo, se repetía como uno de los más recurrentes. No obstante y, por otro lado, lógicamente, la clientela potencial ha caído arrastrada por la imposibilidad material de consumir.
En la actual etapa, en cambio, quienes carecen de trabajo o les disgusta el suyo, aún disponen de ahorro y se lanzan a la alternativa emprendedora buscan negocios diferentes. Hablo desde herboristerías a locales que ofrecen artilugios variopintos y de gran utilidad para mayores. Se trata de acertar con un nicho de mercado que permita sobrevivir. Ahí esta el quid.
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