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lunes, 5 de noviembre de 2012

Maldita Hacienda

Vela. Foto oficial gva.es
Si en otros tiempos pasaba en cierto modo desapercibido para el ciudadano de a pie, en la actualidad el responsable político de la cartera de Hacienda se ha convertido, por desgracia para él, en uno de los cargos públicos más conocidos. A las reticencias que suele granjearse entre sus compañeros por ejecutar los recortes presupuestarios se suma la animadversión de miles de proveedores a los que no paga.
En la Comunidad Valenciana el conseller de Hacienda, José Manuel Vela, ejerce de ese personaje a quien todos vilipendian. Bajo las órdenes del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, él distribuye los escasos recursos públicos y designa las prioridades.
Lo hace con flema. Sabe que, políticamente, arde. Está bastante más que quemado. Lo asume y lo vive. Cada día le toca lidiar con la responsabilidad de los impagos a farmacéuticos, centros concertados, discapacitados y una larguísima retahíla de proveedores. Incluso con la culpa del corte de luz a varias consellerias.
No obstante, con esto último ha decidido no tragar más. Hasta ahí ha llegado su paciencia. La imagen ofrecida por esa falta de iluminación ha resultado tan nefasta que ni él está dispuesto a asumirla y busca una venganza inmediata contra quien la ejecutó. Porque, a pesar de su desagradecida labor, Vela tiene su corazoncito y sus límites.


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