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viernes, 3 de mayo de 2013

Libertad de prensa

Hace dos décadas, un tres de mayo como hoy comenzó a rendirse homenaje a los periodistas. La Asamblea General de Naciones Unidas había decidido que esta fecha sirviera para festejar y, sobre todo, para reconocer, la labor de los profesionales de la información. Por ese motivo fijó en esa jornada al Día Mundial de la Libertad de Prensa.

La coyuntura ha variado ostensiblemente. Por aquel entonces la finalidad de la celebración consistía en denunciar que países como Somalia, China, Yemen o Irán ni respetaban hace 20 años ni lo hacen en la actualidad la existencia de una prensa libre, plural e independiente como elemento esencial de toda sociedad democrática. En el caso de esas naciones ni tan siquiera podemos atribuir a sus gobiernos ese calificativo de democráticos.

ABC CV. Pág. 59 (03-05-2013)
Cuatro lustros después el objetivo de esta efeméride se ha reorientado a defender y reivindicar la misma profesión periodística, su esencia. Y a proclamar la importancia fundamental de ofrecer una información seria, rigurosa y veraz para los ciudadanos de cualquier país. La fiebre por el ´gratis total´ que ha generado internet y la intoxicación de opiniones, rumores, comunicados o publicidad directa o encubierta que transmiten las redes sociales ha creado una especie de nebulosa sobre el periodismo. Máxime con el antecedente de algún sonado caso de la mala praxis, la desvergüenza con la que personas ajenas al oficio se definen como periodistas y, por supuesto, la crisis económica que nos agarrota.

Este cúmulo de imponderables ha provocado el cierre de numerosos periódicos escritos y digitales, radios o  televisiones y debilitado a los principales grupos nacionales del ámbito comunicativo. Su efecto dominó ha consistido en abocar al paro a miles de periodistas.

Como la jornada de hoy persigue reflexionar sobre el periodismo, trataré de contribuir a este objetivo con un par de preguntas retóricas. ¿Dónde y cómo se informa, querido lector, de la actualidad nacional e internacional o de los últimos fichajes de  su equipo de fútbol? ¿Qué la parecería si su única fuente consistiera en un batiburrillo de frases de 140 caracteres firmadas por personas o empresas desconocidas y sin credibilidad? La información rigurosa vale y merece su precio.

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