La convivencia entre ambos, fruto de un pacto de conveniencia gracias al cual Puig se hizo con el timón de la nave socialista, cada día resulta más complicada. Puig ha de ejercer de constante portavoz, en la práctica, de su partido, porque no coincide con las opiniones de la persona encargada, en teoría, de ese cargo, Romeu.
Tarjeta de la próxima presentación del libro de Francesc Romeu |
Este último ha enarbolado una línea crítica vinculada a su obra ´Hasta aquí hemos llegado´, que tan buena acogida ha tenido en determinados foros periodísticos. De hecho, su actividad pública más conocida consiste en promocionar y presentar ese compendio de "propuestas para cambiar la realidad", como él mismo describe.
Por tanto, la imagen de Puig se ve erosionada por las discrepancias continuamente traslucidas de Romeu, y la del mismo Romeu crece a base de denostar la postura oficialista de su partido. En lugar de cohabitar en una unión simbiótica, en la que en teoría ambos se retroalimentan, su relación adquiere ciertos tintes parasitarios, ya que, como define la Real Academia de la Lengua Española en referencia a este tipo de parejas, uno vive a coste de otro, depauperándolo.
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