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sábado, 13 de julio de 2013

Segundas partes nunca fueron (tan) buenas

Miguel de Cervantes, y más en concreto el personaje que creó y denominó, tras el título de bachiller, Sansón Carrasco, tiene la patente de la expresión popular ´Segundas partes nunca fueron buenas´. En el caso del prolífico escrito Ken Follet, sí lo llegan a ser, aunque, desde luego, quedan bastante alejadas de la cuasi perfección de las primeras.
´Un mundo sin fin´, la muy esperada secuela de la reverenciada ´Los pilares de la tierra´, ya decepcionó comparativamente. Es decir, la obra, de manera indiscutible, tiene rango de notable, pero no alcanza la matrícula del libro que se ha convertido en imprescindible para varias generaciones, sobre todo de arquitectos.
Con ´El invierno del mundo´ocurre otro tanto de lo mismo respecto a ´La caída de los gigantes´. Follet afronta la pantagruélica tarea de reproducir, con la base de personajes ficticios que bien pudieron ser reales, los prolegómenos y, principalmente, los dislates de la Segunda Guerra Mundial. Recurre a los hijos y sobrinos de los protagonistas de la citada ´La caída de los gigantes´, que abarca la primera porción del siglo XX, con el derrocamiento del zar en Rusia, el apogeo del comunismo, la amergencia de Estados Unidos y la Primera Guerra Mundial.
Portada web Las Provincias (09-07-2013)
La frescura, el ritmo, la agilidad del primer tomo no se aprecian en el segundo, en ´El invierno del mundo´. Por supuesto, este último, como caracteriza cada obra de Follet, desborda documentación contrastada, acción, afinados acordes cronológicos. No obstante, se enreda en demasiadas ocasiones en detalles secundarios de algunos personajes (las complejas relaciones sociales en Inglaterra versus USA, por ejemplo) que dispersan y ralentizan.
En cualquier caso, la lectura de la continuación de ´La caída de los gigantes´resulta altamente recomendable para quien quiera conocer o repasar la historia de Europa con formato de hilvanada novela. Eso sí, no alcanza el nivel magistral, de matrícula de honor, de su predecesora. La historia, como ocurrió con ´Los pilares de la tierra´, se repite. Simplemente porque el nivel de ese libro primigenio resulta prácticamente irrepetible. Raya en la perfección.

Pincha este enlace para leer el artículo en el blog ´Nos lo hemos leído´del diario Las Provincias

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