Un día más, un año más. Cuando un conocido chino me profetizó, en febrero y basándose en diferentes parámetros como mi fecha o lugar de nacimiento, que este sería un año de cambios para mi, no le di mayor importancia. No soy de los que quiere saber ya su futuro. Todo llegará.
No obstante, he de reconocer que acertó. Llegaron cambios relevantes, como de vivienda y de trabajo.
Este 2024 cumplo años en unas circunstancias bastante complicadas, Lo hago en medio de una dramática desolación en mi provincia de Valencia (porque soy mucho de provincia de Valencia) que, pese a no haberla sufrido físicamente en mi persona, sí que la padezco empáticamente por gente a la que aprecio y lo está pasando muy mal o por lugares que recorrí tantas veces y que hoy ya apenas son distinguibles.
Y la sufro anímicamente por el sitio desde el que me ha tocado vivirla y que está suponiendo una prueba muy compleja por bastantes factores, sobre todo por los ajenos, los que no dependen de mi aunque luego me reviertan. Por eso agradezco esos rayos de luz en forma de mensajes cariñosos que recibo. Muchas gracias.
Son días vertiginosos y difíciles. En plural. No obstante, hoy, en singular, es mi cumpleaños. Un hito para plantearte o replantearte muchas cosas, y, sobre todo, para tratar de celebrar. Lo primero será para aplicar a partir mañana. Lo segundo, sí que es para hoy. Porque, por encima de todo, hoy es un día para agradecer y disfrutar de vivir.