Desayunamos con
ciertas dificultades, ya que no quedan mesas libres en el comedor, e iniciamos
el paseo por la ciudad. En mi caso, el segundo del día. La primera visita tiene
como destino la oficina de turismo, que, a estas horas, las 11,30, ya está
abierta. Nos explican que por ser domingo los museos municipales tienen entrada
libre y gratuita, aunque cierran a las 14 horas, excepto el yacimiento de
l´Alcúdia, que lo hace a las 15 horas.
Nos ponemos a la
tarea. Primero recorremos el Museo Arqueológico, aunque ponemos más interés en
contemplar el palacio que lo acoge, el de Altamira, haciendo el camino de la
guardia por sus murallas y jugando una partida con un ajedrez gigante que se
halla en su patio de armas. Desde ahí nos dirigimos a los baños árabes y, poco
antes, a la torre de la Calahorra, con bastantes visitantes ambos, lo que
genera que recorrer espacios tan reducidos resulte algo más complicado. En
cualquier caso, como no nos sobra el tiempo, nuestro tránsito lo hacemos algo
acelerado.
Retornamos al hotel
para coger el coche (estamos a kilómetro y medio a pie más o menos de la
basílica) y dirigirnos al yacimiento de l´Alcúdia. Cuando llegamos, a las
13,40, la vigilante de seguridad nos insiste en que las 14,30 cierran (teóricamente
debería de ser a las 15 horas, según el horario oficial) y que se tarda dos
horas en recorrerlo, con gesto claro de aconsejarnos implícitamente que no nos
vale la pena.
Le insistimos en que
queremos ver el lugar donde encontraron la Dama de Elche. Nos da un plano y le
otorgamos prioridad absoluta a ese punto. Se trata de una visión simbólica, por
supuesto. En ese lugar ahora emerge una bonita réplica (la original está
alejada de su origen, en Madrid) elevada en una estructura construida para
realzarla.